Ecce Homo recupera un quinario realizado por Beato Diego de Cádiz para su titular en el siglo XVIII (Diario de Cádiz)

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Altar de cultos del último triduo celebrado en el pasado mes de enero. / DC

El hermano de la archicofradía e investigador Jaime Calderón Rovira ha encontrado un ejemplar en el seminario gallego de Mondoñedo

MELCHOR MATEOS. La archicofradía de Ecce Homo ha recuperado un quinario que Beato Diego de Cádiz escribió para el titular de esta hermandad radicada en San Pablo a finales del siglo XVIII y del que se sabía de su existencia pero no se había podido leer. Esto se ha conseguido gracias a labor de un hermano, Jaime Calderón Rovira, que ha podido acceder al mismo gracias a la investigación que está haciendo para su doctorando en Artes y Humanidades de la Universidad de Cádiz, en la línea “Filosofía, Democracia e Identidades”, que cuenta con la codirección del catedrático Francisco Vázquez García y Manuel Gómez Lara,

Calderón conocía la existencia de un quinario escrito por el Beato Diego José de Cádiz y dedicado a Nuestro Padre Jesús del Ecce Homo gracias a que en el índice del volumen más antiguo del archivo de la archicofradía donde se recoge la correspondencia de la hermandad a partir de su restauración en 1841, se podía leer “Minuta de oficio invitando a nuestros cultos al Sr. Obispo” y otra en el mismo pliego dándole las gracias a Fray Diego José de Cádiz “por haber compuesto un quinario en honor de nuestro Titular”.

Sin embargo, este hermano e investigador lamenta que en el archivo de la archicofradía no se conservara ningún ejemplar del mismo. Esto le llevó, hace algunos años, a iniciar una investigación particular que hizo que indagara en los archivos digitalizados de diferentes universidades españolas y extranjeras, así como en la Biblioteca Nacional de España. En esta ocasión y en varios intentos más, no tuvo suerte, por lo que decidió aplazar la búsqueda para otro momento.

No obstante, hace unos meses, cuando se hallaba investigando para su tesis doctoral y, estudiando la formación y el desarrollo de los rosarios públicos en Cádiz en el siglo XVIII, “lógicamente volví a toparme con la figura del Beato Diego José. Comencé a estudiar su obra y nuevamente apareció el mencionado quinario, por lo que me decidí a comenzar, de nuevo, la búsqueda”.

De este modo, en el catálogo de la Biblioteca Nacional de España encontró la referencia al quinario del Ecce Homo y, para su sorpresa, “pude observar que existía un ejemplar del documento que se encontraba en la biblioteca del seminario diocesano de Mondoñedo, en Galicia”. Calderón entró en contacto con el archivero de este seminario gallego, Félix Villares.

Imagen de una impresión del quinario de 1844.
Imagen de una impresión del quinario de 1844. / DC

Cuando parecía que se estaba muy cerca de la meta y le dio la signatura que indicaba la Biblioteca Nacional de España, “desafortunadamente, no se correspondía con el criterio de catalogación del archivo gallego. Volví a consultar el catálogo y vi que el quinario no se encontraba exento, sino que formaba parte de un compendio encabezado por una «Novena de San Cayetano Thiene fundador de los Clérigos Regulares” escrita por Andrés Agustín de Castro”. A partir de ahí ya se pudo localizar y desde Mondoñedo se le envió una copia escaneada del quinario que culminaba “una búsqueda que ha sido para mí todo un asunto pendiente durante algunos años”.

Mientras que esta copia llegaba, en el archivo de la archicofradía pudo comprobar que se conservaban los recibos del pago de la impresión de este quinario, que fue realizada en la Imprenta de la Viuda e Hijo de Bosch en 1841, recién restaurada la hermandad. Esta fecha indica que esta edición en concreto no puede ser la primera, puesto que el Beato Diego José de Cádiz murió en Ronda en 1801. Por lo tanto, la composición de este quinario podría datarse en el último tercio del siglo XVIII. Curiosamente, la archicofradía conserva una novena dedicada a Nuestro Padre Jesús del Ecce-Homo que fue escrita en 1779 por Don Diego Castellanos, presbítero de la ciudad.

Tal y como relata Jaime Calderón, el quinario en sí es un ejercicio pensado para ser realizado en cinco días seguidos o en cinco viernes consecutivos. Su estructura presenta unos ritos iniciales con la señal de la cruz y el clásico acto de contrición. Cada día se compone de una consideración en la que el capuchino ilustra un aspecto concreto del pasaje de la Presentación al Pueblo; a continuación, sigue una oración propia para cada día que debe ser completada con el rezo de tres padrenuestros y tres avemarías. Cada jornada debía finalizar con una serie de propósitos en los que se llama a la conversión del devoto.

Esta edición de 1841 finaliza con una concesión del entonces obispo de Cádiz, fray Domingo de Silos: “Cuarenta días de indulgencia a todas las personas que asistiesen a este quinario, por cada uno de los días que lo practiquen y pidan a Dios por la extirpación de las herejías y demás santos fines de la Iglesia”, condiciones habituales para la obtención de una indulgencia.

Hay que tener en cuenta, tal y como explica Calderón, que en aquella época los cultos no eran como los que se hacen en la actualidad. Entonces las misas eran sólo por las mañanas y los cultos se llevaban a cabo por las tardes en sus distintas vertientes de quinario, septenario o novena. Así, los cultos empezaban con la Exposición al Santísimo Sacramento, el rezo del rosario y ya después el ejercicio, que en el caso del de Beato Diego, era un quinario.

Calderón, que forma parte de la Junta de Gobierno de Ecce Homo como secretario, cree que este quinario se podría realizar actualmente en los cinco viernes de Cuaresma. Asimismo, afirma que para la cofradía es importante saber que Beato Diego le hizo un quinario, ya que esta persona había sido autor de otros para grandes imágenes devocionales, como por ejemplo la sevillana del Gran Poder.

Precisamente, la fecha en la que se supone que se hizo este quinario, finales del siglo XVIII, es un momento de gran esplendor de la archicofradía y se une a la circunstancia de que Beato Diego tuvo muchísima actividad. Este momento de auge fue corto ya que con el trienio liberal (1820-23) muchas de las cofradías prácticamente desaparecieron hasta que el obispo Silos, con el que se acabó la Catedral, restauró a las corporaciones gaditanas. Esta es una de las causas de que el archivo de esta hermandad se inicie en el año 1841.

Calderón opina que este hallazgo también es un homenaje para el padre Rafael Caldelas, quien fuera durante muchos años director espiritual de Ecce Homo y un gran devoto de Beato Diego. No en vano, donó a la cofradía unas reliquias del mismo. El investigador dará una conferencia sobre el quinario el lunes 15 a las siete y media de la tarde en la iglesia de San Pablo.


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