El sábado se celebró la II Charla-coloquio organizada por el grupo Joven de la Sentencia

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Momento de la charla

En la tarde del pasado sábado 19 de junio se realizó una nueva sesión de las Charlas Coloquio organizadas por el Grupo Joven de la Cofradía de la Sentencia.

El Hermano Mayor Benito Moya dio la bienvenida a los presentes y cedió la palabra a Juan Manuel Marrero Duarte que fue el encargado de presentar a Enrique Laínez Ariza, al que le une una gran amistad que sirvió para hacer una semblanza de su entorno familiar, trayectoria profesional y su vida cofrade. En 1955 ingresó en la Cofradía de la Sentencia, perteneciendo en sus inicios al Grupo Joven.

Enrique Laínez Ariza respondió a la batería de preguntas que los miembros del Grupo Joven habían preparado para que hiciera un repaso de su trayectoria como hermano de la Cofradía de la Sentencia. Comenzó relatando cómo fue su primera túnica de raso con la que salió de penitente y el ritual que sigue desde entonces a la hora de revestirse con ella.

Esbozó el itinerario que se realizaba la Cofradía en su salida procesional en los años 50 y los cambios surgidos tras el estreno del nuevo paso de misterio en 1956 y cómo ha cambiado también los preparativos ayudando a los diferentes vestidores que han tenido los titulares. Repasó los cambios realizados para ir perfeccionando la Cofradía y no dejar nada a la improvisación, aprovechando las oportunidades para mejorar los exornos florarles y la orfebrería entre otros muchos elementos.

Era una época de bonanza la de finales de los años 50 y principios de la década de los años 60, debido a que algunos miembros de la Junta de Gobierno tenían negocios con empresas de espectáculos, muchos de ellos taurinos, lo que hizo también la relación de muchos toreros con la Cofradía y la donación de sus trajes de luces para la confección de sallas para la Virgen de Buen Fin.

Entre las vivencias que relató Enrique Laínez fue su carisma mariano desde pequeño, debido que en La Salle les han inculcado el amor a la Virgen María bajo la advocación del dogma de su Inmaculada Concepción. Hecho que queda constatado en sus estaciones de penitencia que siempre las ha realizado al lado del paso de palio. Especial recuerdo para su padre, Enrique Laínez Criado que se desvivía por la Semana Santa, siendo un soñador y que llegó a dibujar unos bocetos para tener una escolta romana, así como un manto para Nuestra Señora de Buen Fin.

Entre las anécdotas contó las vivencias de su padre con su tío el imaginero Miguel Laínez, donde pasaban largas horas de tertulia en su taller. De todo ello valora que las imágenes de su tío-abuelo no serán de una gran talla artística, pero si son imágenes que invitan a rezar, que eso es muy importante. Un momento culmen en su trayectoria como cofrade fue el tener el honor de ser pregonero de la Semana Santa de Cádiz en 1993, donde recordó a todos aquellos cofrades conocidos que ya no estaban con nosotros. Un pregón en el que vistió un chaqué que le dio Ricardo de la Fuente y que guarda con cariño, como si fuera el traje de luces de un torero. Tras más de dos horas de charla coloquio, Laínez y Marrero terminaron cantando un pasodoble de Agustín González «El Chimenea» dedicado a la Cofradía de Jesús de la Sentencia.


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