En 2022 Humildad y Paciencia aprobó en cabildo incorporar al Niño Jesús de la Pasión en el Título de la Hermandad
La Cofradía de la Humildad y Paciencia celebrará el viernes 3 de enero a las 18:30 horas en la iglesia de San Agustín la Solemne Función presidida por la imagen del Niño Jesús de la Pasión con motivo de la festividad del Dulce Nombre de Jesús.
Una vez finalizada la misma, a las 19:30 horas, tendrá lugar la procesión de alabanza por las calles de la feligresía con el Divino Infante de la Hermandad.
El recorrido será el siguiente:
Plaza de San Agustín, Cardenal Zapata, José del Toro, Barrié, Novena, Palillero, Montañés, Plaza de Candelaria, Santo Cristo, Manzanares, San Francisco y Plaza de San Agustín, recogiéndose a las 21:15 horas.
Humildad y Paciencia celebró en 2022 un cabildo extraordinario en el que se aprobó por unanimidad la propuesta de incluir al Niño Jesús de la Pasión en el Título de la Hermandad.
Niño Jesús de la Pasión
En 2008, la hermandad se plantea adquirir una nueva imagen que aglutinara a los miembros más jóvenes de la corporación, hecho que se traduce en el encargo al escultor Darío Fernández Parra de la efigie del Niño Jesús de la Pasión.
Desde la Contrarreforma, fue común en el ámbito católico el representar al Niño Jesús con los instrumentos de la Pasión o padeciendo Él mismo los tormentos, pasaje que se adaptaba bastante bien a la nueva sensibilidad propia del mundo barroco; en Andalucía, desde fechas muy tempranas tenemos ejemplos de esta nueva devoción, de entre los que cabría destacar, por su carácter modélico, el concebido por Jerónimo Hernández en 1582 y que recibe culto en la parroquia de la Magdalena de Sevilla.
Así, al encargar la hermandad una imagen de esta iconografía, se enlaza perfectamente con las raíces devocionales de nuestro entorno, toda vez que se consigue dar cabida a los deseos de los jóvenes de la hermandad.
Se representa al Divino Infante sobre una roca, abrazando la cruz con su mano izquierda y bendiciendo con la opuesta, mientras dirige su mirada cándidamente hacia su derecha. De esta manera, el hecho premonitorio de abrazar la cruz no tiene en este caso tintes amargos, sino que es toda dulzura la que se manifiesta en el rostro del Niño.