- El exaltador de la Virgen del Rosario reclama más fuerza para el acto que protagoniza esta tarde, vísperas de un día en el que «me alegra enormemente que la Patrona tenga su sitio en la ciudad»
- Pedirá «que nunca falte la esperanza»-¿Cómo lleva ser el pregonero de la Patrona en el año en que no habrá procesión?
PABLO DURIO
-¿Cómo lleva ser el pregonero de la Patrona en el año en que no habrá procesión?
-Lo llevo de una forma rara y extraña, pero no por eso me roba ilusión. Es difícil imaginarse un contexto de pregón en una iglesia muy medida por el espacio y habrá muchas ausencias por el coronavirus. Pero por otro lado es un reto cubrir las expectativas, teniendo en cuenta que ni siquiera pensábamos en tener pregón, como ha ocurrido con la Semana Santa y las Glorias. Que, por cierto, los dos pregoneros tendrán un hueco especial en mi intervención, como creo que es de justicia.
-¿Qué está suponiendo para las hermandades esta pandemia, a su juicio?
-En primer lugar, un reto muy importante, como es volver a los orígenes, demostrarle al mundo que somos capaces de rehacernos y volver a poner la atención principal en aquello que nos creó: la caridad. Pero al mismo tiempo, hay otro punto doloroso, y es que está suponiendo un resquebrajamiento de la economía. Las consecuencias de la epidemia está afectando a las hermandades, como a todos los órdenes de la vida; tenemos que mantenernos sin ningún ingreso, teniendo en cuenta que el culto público lo tenemos cortado. Por eso, yo soy partidario de pensar qué se puede hacer en una Semana Santa aforada por el virus.
-¿Ve factible esas propuestas que se están haciendo de una Semana Santa de parihuelas o vivida en el interior de los templos?
Altar de novena de la Patrona de Cádiz, con la Virgen sobre su paso procesional en el altar mayor de Santo Domingo. / JESÚS MARÍN |
.-Alguna hermandad de otra ciudad ha hecho ya algo en estos días, y quizás deberíamos quedarnos con eso. Yo estoy convencido de que el paso en la calle con su música y su cortejo de nazarenos no lo vamos a tener, y sí soy partidario de que haya unos montajes especiales en los templos o de, por qué no, volver a los orígenes de las cofradías sacando las imágenes en parihuelas. No es como me gustaría que salieran las cofradías, pero es posible que sea el único resquicio para hacer acto público de fe, que es lo importante.
-¿Cuándo cree que podremos volver a ver un paso en la calle?
-Esa es la pregunta del millón. Si hago un ejercicio de positivismo, como creo que están haciendo los presidentes de los consejos, a final de 2021 podría ser. Pero si soy realista y escucho la voz de los médicos, creo que en 2021 tampoco veremos una cofradía en la calle en su sentido habitual o tradicional.
-Ha querido darle más relevancia social al acto del pregón del Rosario, ¿cómo cree que debiera ser esa celebración? ¿Qué ha echado en falta en torno al acto del pregón y a la figura del pregonero?
-Igual que lo intenté hacer con el pregón de la Semana Santa, y algo se consiguió, creo que este pregón debería ser el que coronara tu carrera. Y no hablo de que debería ser el último pregón, sino de que cuando yo cuento fuera que he sido designado para pronunciar el pregón de la Patrona de la ciudad la gente se queda boquiabierta, y aquí creo que falta más acogida al pregonero como lo que es, el exaltador de la Patrona. Se debería pelear mucho más por este pregón.
-Ese es un problema de esta ciudad, que como en tantas otras cosas no sabe valorar y dar prestigio a lo que tiene.
-Totalmente, no puedo negarlo. La ciudad tiene un potencial enorme en muchos campos, entre ellos la Semana Santa, y no sabemos darle el sitio a la categoría que tenemos. Tiene que venir gente de fuera para decirnos qué potencial tenemos aquí. Pero no somos capaces de fraguar un reconocimiento propio a esa calidad, estar orgullosos de lo que tenemos. Afortunadamente otras fiestas, como el carnaval, sí lo tienen. Pero otros muchos frentes no sabemos ponerlo en su sitio. El gaditano debería reflexionar sobre su propio yo.
-¿Hay cierta dejadez también?
-Creo que sí, que el gaditano ha entrado en una vorágine de pasotismo, dicho entre comillas. Le falta compromiso real, pelear por la situación en la que vive y por el patrimonio que tenemos. Tristemente sí, veo dejadez. Hemos tenido un Cádiz liberal que era muy comprometido con la propia ciudad, pero desde el sigo XX Cádiz ha entrado en una curva descendente muy negativa.
-¿Cómo suele vivir Juan Mera el 7 de octubre?
-Mi 7 de octubre lo vivía desde bien temprano preparando los clarineros para acompañar a la Corporación Municipal hasta Santo Domingo para asistir a la función del voto, algo que tristemente hemos perdido. Y luego lo vivía en la calle y disfrutando por la tarde de la procesión de la Virgen. La del 7 de octubre era una festividad que estaba muy decadente, que se ha peleado mucho en los últimos años, especialmente Saturio pero también otros estamentos, y que hoy es una fiesta llena, un Cádiz alegre y festivo. A mí me gusta mucho observar cómo la gente se mueve en torno a esta fiesta, y me alegra enormemente que la Patrona tenga su sitio en la ciudad.
-¿Qué le dirá a la Virgen del Rosario en estos tiempos actuales?
-Que nos ayude a no perder nunca la esperanza. Hace falta mucha esperanza porque lo estamos pasando no mal, sino muy mal. Hay familias totalmente rotas. No sólo por la salud, sino también por las consecuencias económicas y sociales que está teniendo esta pandemia y que se suma a lo que ya teníamos antes de marzo. El paro está rompiendo Cádiz y tenemos que tener mucha esperanza para salir de este boquete.