Los rezos a la madre leonesa allanaron el parto anticipado del marqués de Estrada, que en agradecimiento levantó dos capillas en su honor, la primera en Bimenes
PILAR INFIESTA| Año 1636. María Fernández de Ziriero y Rosella viajaba con su marido, Bernardo de Estrada Nava, desde sus ricas posesiones en Asturias hacia Madrid, cuando sintió los primeros dolores de parto. Detuvieron la calesa. El niño apremiaba. Y ella, de 34 años, elevó sus plegarias al cielo y pidió protección a la Virgen más leonesa, la del Camino, para que todo saliera bien. La santa atendió sus rezos y la noble langreana alumbró sin complicaciones a un hermoso niño, Gerónimo, que se convirtió con el paso de los años en el primer marqués de Estrada por sus buenos servicios a la Corona de Felipe V en Colombia.
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