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- La Junta de Gobierno, en representación de todos los hermanos y hermanas que no han podido asistir por la normativa sanitaria contra el Covid-19, ha realizado la tradicional bendición de las aguas
Este 2020 el drama del coronavirus golpea por aire pero la Virgen de La Palma ha acudido fiel a la tradición de bendecir las aguas como cada primero de noviembre, en recuerdo del mítico prodigio del maremoto, cuando la Señora de La Viña mandó parar las aguas desmandadas del tsunami. Y, las olas, obedientes, se dieron la media vuelta.
La Archicofradía de La Palma Coronada agradece y recuerda con este acto la intercesión de Virgen de la Viña que protegió a Cádiz durante el maremoto de 1755.
Este año la Hermandad solicitó hacer el Rosario y la misa en la vía pública pero el Ayuntamiento denegó la autorización por lo que ha sido la Junta de Gobierno, «en representación de todos los hermanos y hermanas» que no han podido asistir por las restricciones, la que ha realizado la tradicional bendición de las aguas en La Caleta.
Otro de los cambios obligados por el Covid-19 ha sido el aforo de la habitual misa que se ha celebrado a las 10.30 horas, presidida por el obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, pero con un 50 por ciento del aforo. La Virgen ha permanecido en su camarín en lugar de lucir en su paso.