La procesión civil del próximo 2 de septiembre contará con acompañamiento musical de primer nivel
Artículo de opinión por Manolo de la Varga
Las procesiones civiles, es decir, organizadas por asociaciones que no se encuentran bajo el amparo de la Iglesia, han proliferado en los últimos años por toda la geografía andaluza.
Como es habitual en el mundo cofrade, Sevilla marcó el inicio. Ya en 2014 Diario de Sevilla alertaba de la proliferación de las «procesiones piratas«, un término con significado despectivo según ven algunos, pero que solo se refiere a su carácter de no oficial para otros.
Hasta ahora la ciudad de Cádiz se había mostrado ajena a estas manifestaciones no oficlaes, pero todo parece indicar que el próximo sábado 2 de septiembre una procesión recorrerá las calles de Cádiz sin contar con el permiso del Obispado, entre otras cosas porque no lo pedirá, e irá acompañada por una banda de música. Recordemos que recientemente el Obispado ha limitado férreamente las condiciones para que un cortejo lleve acompañamiento musical, pero esta vez al ser una procesión ajena al Obispado no necesitará ningún permiso a este respecto.
La formación musical es una banda de música que ya participa en la Semana Santa de Cádiz, por lo que se trata de una banda contrastada y de prestigio. Esto es una muestra de la seriedad con la que se han puesto en marcha este grupo de fieles.
En no pocas ocasiones estas «hermandades civiles» o «potis» han terminado formando parte del censo oficial de hermandades en ciudades como Jerez.
Llegado a este punto, surge un interrogante: ¿Cómo gestionará el Ayuntamiento de Cádiz el fenómenos de estas hermandades en la ciudad? Oficialmente se trata de un grupo de personas que previa petición de permiso a la autoridad competente (el Ayuntamiento) ocupan temporalmente la vía pública para un acto. Es decir, el tratamiento que le debe dar el Ayuntamiento es el mismo que el le da a una asociación que pide hacer una manifestación o un grupo de personas que se concentran para reivindicar cualquier cosa.
La diferencia es que en este caso el Obispado no es favorable a este tipo de manifestaciones religiosas. También hay que tener en cuenta que el actual equipo de gobierno municipal cuenta por primera vez con una concejalía específica para las cofradías, y que el concejal responsable José Manuel Verdulla, ha sido hermano mayor del Nazareno, y tiene contacto tanto con el Consejo de Hermandades y Cofradías como con el Obispado.
¿Facilitará el Ayuntamiento la salida de estas hermandades?¿Les pondrá freno?
Otro aspecto a tener en cuenta es la idoneidad de las potis para el mundo cofrade. En redes sociales ya ha surgido el debate sobre si las hermandades deben o no estar siempre al amparo de la iglesia y regirse por una normativa igual para todas ,o no.
Sin duda la deriva que está tomando en los últimos meses el Obispado de Cádiz y Ceuta con respecto a las hermandades y cofradías no ayuda en absoluto a fomentar la idea de que cualquier hermandad o agrupación que surja debe hacerlo en el seno de la Iglesia.
Curas que se inmiscuyen en aspectos de las cofradías alejados de la dirección espiritual, decretos sacados de la manga para imponer caprichos personales, o normas con formulación casi infantil para limitar el acompañamiento musical en las procesiones, que para más inri, se aplica a unas hermandades sí y a otros no, hacen que cada vez la distancia entre el Obispado y los cofrades sea mayor y se busquen otras fórmulas para poder realizar el culto externo.
Tenemos debate y habrá que estar atento a los acontecimientos