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Poco a poco caerían los días hasta llegar a esa semana de Carnaval en la que se asoma tímidamente el Miércoles de Ceniza
Echo de menos la vida, la de antes, esa en la que nos veíamos las caras y podíamos besarnos y abrazarnos sin miedo. Añoro las sonrisas. Las pocas que quedan ahora hay que percibirlas a través de la mirada. Extraño la alegría y los gritos que se escuchan cerca de cualquier patio de colegio. Echo en falta que el calendario avance sin más restricciones que las obligaciones y contratiempos que ya de por sí tenía esa vida. Este enero cuesta más de lo apropiado. Deberíamos estar ahora descubriendo nuevos tipos y letras de Carnaval. Estaríamos en Cádiz pendientes del Falla, del orden de actuación, de la venta de entradas… y poco a poco caerían los días hasta llegar a
esa semana de Carnaval en la que se asoma tímidamente el Miércoles de Ceniza para avisar de que comienza la Cuaresma. Es entonces cuando los cofrades, muchos también carnavaleros, empiezan a sacar cabeza y a pensar realmente con ilusión en la llegada de la primavera. Cádiz es así. El Carnaval manda aunque su fecha siga dependiendo, de momento, del Domingo de Resurrección.
Este año es distinto. Los días avanzan y con casi todo suspendido no existe esa inquietud por conocer cuándo es la final del Falla, el pregón o el Lunes de Coros. Faltan por desgracia esas fechas claves que prácticamente dominan la actividad de la ciudad durante dos meses. Así, aunque no lo parezca, estamos a menos de treinta días para que empiece oficialmente una Cuaresma que a priori, al menos en cuanto a intenciones se refiere, se presenta más intensa que nunca. Esta última semana ya hemos conocido qué ideas quieren llevar a la práctica por unanimidad las hermandades gaditanas. La más significativa sin duda es la exposición de enseres cofrades que ahora planea sobre el Museo. Será una oportunidad única para ver con detalle y detenimiento parte del importante patrimonio que tienen las hermandades. Además está prevista una muestra de estrenos en la Fundación Cajasol y otra de fotografías. Pero en la agenda cofrade de este año está también como novedad la realización de un Vía Crucis en Catedral el Viernes Santo, la proyección del documental ‘El silencio de la pandemia’ y, a falta de itinerarios, la publicación de una guía con todos los actos y cultos que celebren las cofradías ya sean de forma conjunta o individualmente.
Resulta admirable una vez más el esfuerzo e interés por poner en marcha todos estos proyectos, por mantener la actividad a pesar de los tiempos que vivimos y del derrotismo que se ha apoderado de algunos. Ya sabemos que nunca llueve a gusto de todos y que haya ese empeño en programar y preparar unas actividades extraordinarias para la Cuaresma y la Semana Santa de 2021 también suscita sus críticas. Pero, más allá de lo que opinen los detractores de cualquier iniciativa que pongan sobre la mesa las hermandades, me pregunto si sería posible que estas propuestas que han surgido a raíz de la crisis del coronavirus se mantengan, al menos en parte, en años venideros de forma que sirvan, como se pretende ahora, como una manera más de acercar las cofradías a los gaditanos. Porque si la Semana Santa no son solo las procesiones y queremos conseguir que la de Cádiz obtenga esa declaración de Interés Turístico Nacional no se me ocurre mejor forma que revitalizar desde ahora el calendario añadiendo este tipo de actos. Algunas cosas buenas dejará la pandemia. Confiemos en ello mientras no podamos abrazarnos.